Espiritualidad de las 
Misioneras de la Caridad y la Providencia 
Espiritualidad de Madre María Luisa


"Ellas también comparten con los más necesitados del barrio, y envían a la comunidad de Madrid, que se encuentra en mayor necesidad.


Su gran tesoro es la alegría. Esto es el orgullo de la Madre y, esta alegría de todas, es su mayor satisfacción. “Se llevan bien y están muy contentas. Parece ser que el distintivo de este Instituto es la alegría. (CPM 313) Desde luego, padre, nuestros conventos disfrutan por adelantado de la alegría del cielo. Aseguraría, sin ningún temor, que son los únicos donde tan unidas van la alegría y la seriedad. ¡Todos nos admiran! No aciertan a comprender cómo podamos ser tan felices. Y ¿cómo no serlo si tenemos a Jesús casi de continuo conviviendo  con nosotras? Somos muy dichosas. (CPM 340) Yo no quiero santas tristes en mi Instituto”. (CPM 367)



Su vida es la vida de todos y por todos. Estar con ellos. Hacerles conocer y aprender otras cosas. Desarrollar su dignidad. Quererles y estimarles para que se estimen. Vivir con ellos, aportando vida... Que sepan hablar, cantar, jugar, trabajar, divertirse. Que descubran a Jesús como vida y amor.

Su misión, en definitiva, está clavada en el nombre y en el corazón de la comunidad. Se palpa el fin de la Congregación, que no es otra cosa que vivir el Amor de Jesús, pobre entre los pobres, para extender el amor a Jesús. Misioneras de la Caridad, amor que se vive, y que se hace vivir.